Tengo mala suerte, así, como suena. Ni más ni menos. Y no es que me esté quejando por ello, todo lo contrario. Lo curioso de mi caso es eso, que tengo mala suerte y sin embargo, yo me siento la persona más afortunada del mundo. Bueno, ahí quizá exagero...pero vamos, que soy muy feliz con mi vida.
El hecho de tener mala suerte pero disfrutar del proceso hace que te des
cuenta de que vives situaciones que no le pasan al resto de la gente,
al menos de forma frecuente. Cuando algo malo pasa de uvas a peras, es
pura casualidad y se queda en una anécdota. Si te pasa mucho, llegas a
acostumbrarte. Ahora bien, si las cosas que te pasan no le pasan a
nadie...llega un punto en el que piensas que estás viviendo un Show de
Truman ¿dónde está la camara oculta? y decides entonces escribir un blog
(o un libro, tiempo al tiempo).
Este blog va a ser la prueba de todo ello, aquí iré contando esas pequeñas cosas que hacen que mi vida tenga sal, azucar, pimienta...y limón. Espero que lo disfrutéis y que me acompañéis en el camino.
Un placer,
Tally.
Ansioso estoy de poder leer un libro tuyo. Un admirador
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